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Biblioteca – Comencemos por el final http://www.comencemosporelfinal.com Todo es movimiento irregular y contínuo, sin dirección y sin objeto (Montaigne) Sat, 21 Aug 2021 11:56:53 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.4.15 NOVELAS RUSAS http://www.comencemosporelfinal.com/2016/08/novelas-rusas/ http://www.comencemosporelfinal.com/2016/08/novelas-rusas/#respond Wed, 17 Aug 2016 11:17:22 +0000 http://www.comencemosporelfinal.com/?p=1127

En verano me gusta leer a los rusos.

Intento no saltarme esta buena costumbre que tanta satisfacciones me reporta. Nadie como con ellos para perderse en la descripciones del paisaje y dotar al cielo estrellado de aspiraciones, a la humedad de los muros de aburrimiento, al ruido del samovar de recogimiento. Pero sobre todo es que aprendo mucho, mucho, de sus grandes dramas personales y de su búsqueda constante de felicidad.

Empecé con Anna Karenina el verano que acababa mis primeros estudios universitarios.  Recuerdo coger el  primer volumen por leer algo ese día, y al poco, la historia me atrapó hasta tal punto que no me importaba invertir cada día dos horas y pico en la ida y en la vuelta de mi trabajo veraniego mientras yo tuviera mi libro mágico.  No fue la aventura de Anna y el Conde la que seguí con más atención, sino la de Kitty y Lyvoin; Jesús y yo cumplimos 17 años en agosto y no puedo evitar ver la barba de Tolstoi metida en el asunto.

Después de algunos veranos vino Guerra y paz, experiencia literaria que no cambio por ningún viaje que haya realizado jamás. Tanto me marcó su lectura, que sufrí una especie de Síndrome de Stendhal tras acabarlo que duró unos dos años y medio. Nada que fuese profundo, sesudo o irracional podía leer o mirar; solo yéndome de paseo con Jane Austen, conseguí apaciguar la ansiedad y desasosiego de la veracidad de sus páginas. Póngase en mi lugar, estuve en la Batalla de Borodinó: ¿quién sale incólume de eso?

Viviendo en Amsterdam, ya no tenía tanta gracia perderse en paisajes helados, pero las visitas a Málaga me permitieron leer a Dostoyevski, (Noches Blancas y otros cuentos), y a Boris Pasternak y su Doctor Zhivago, que creo es el libro más triste y bonito que he leído en mi vida. Todavía cuando pienso en su final (comencemosporelfinalsiempre) y hoy más que nunca, en su principio, no puedo evitar exudar sal.

Curiosamente como áquel, con un entierro, comienza la de este verano: Días de infancia, de Máxim Gorki. En la novela se narra la terrible infancia de un niño, que no es otro que el propio escritor, huérfano de padre y casi de madre, abandonado al cuidado de sus abuelos. En la casa de éstos presencia toda clase de maltrato (animal, infantil, de género) pero: la amistad granjeada con un huérfano de la familia, el nebuloso recuerdo de las escenas felices vividas junto a sus padres, y las fábulas y cariño de su abuela, le mantienen a salvo. Todo lo demás puede ser soportado gracias al vidrio especial con el cual los críos miran la vida. Ese que les hace centrarse en lo importante (charcas, atardeceres, bichos..), y los distrae de las barbaridades que les circundan.

Literatura rusa en vena, recuerde.

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DESDE MI ISLA DEL TESORO http://www.comencemosporelfinal.com/2013/09/laisladeltesoro/ http://www.comencemosporelfinal.com/2013/09/laisladeltesoro/#respond Tue, 10 Sep 2013 07:52:53 +0000 http://www.comencemosporelfinal.com/?p=974 photo (7)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este verano viajé por la Rusia zarista y revolucionaria de principios del siglo pasado, cargada con un macuto lleno de bonitos versos por donde se colaban hojas de árboles, besos blancos y tierra mojada. He olido Siberia, pero nunca he estado allí; he caminado por carretas tan viejas como el mundo, transportada por doloridos trenes, pero no me moví de casa. He empezado varias vidas, y he visto culminar solo una. Así es Doctor Zhivago.

Tuve el placer de tener noticias de un ser querido del que no sabía nada desde hacía, por lo menos, dos inviernos. De ella creía conocerlo casi todo pero, la vida es una caja de sorpresas enviada por Amazon,   desde algún lugar perdido de Teruel me llegó su primera novela. Sin duda fueron las horas más deliciosas del verano. Pasé una tarde como la de antes;  a la sombra fresca de un toldo, leyendo Lady Susan y bebiendo café. Solo me separa el tiempo presente de mi querida Jane Austen.

Una vez llegué a pensar que tenía mejor gusto literario por todos aquellos libros que había abandonado que por los leído. Y estaba en lo cierto: «La señorita Smila y su especial percepción de la nieve» es mi tesoro veraniego procedente de tierras árticas. Novela negra en cuanto a forma y contenido, pero, a la vez, tremendamente sentimental y sensorial; como el alcoholismo o, la heroína. Ahora viajo con ella en un barco de 14 mil toneladas con destino a Groenlandia, con una tripulación que desconoce el objeto del viaje.

¿Y tú, de dónde vienes?

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MARIA ANTONIETA http://www.comencemosporelfinal.com/2013/05/maria-antonieta/ http://www.comencemosporelfinal.com/2013/05/maria-antonieta/#respond Fri, 03 May 2013 16:10:02 +0000 http://www.comencemosporelfinal.com/?p=852

Esta foto fue tomada hace unos días viajando desde Ámsterdam a Berlín, mientras leía la magnífica biografía de María Antonieta, momento antes de  tropezar con la última carta que la reina dedica a sus hijos y amigos.

Pese a conocer ya el dramático final de María Antonieta -comencemos por el final siempre- no fui capaz de leer de seguido sus últimas palabras. Creo que ha sido la primera vez que he tenido que tomar aliento un par de veces, cerrar el libro, buscar consuelo,  enjugarme las lágrimas otras tantas para continuar leyendo. No cabía la posibilidad de convencerme a mí misma diciéndome es ficción, no ocurrió jamás. Esta vez no. Esta vez iba leyendo línea a línea la carta que había escrito una mujer en su última madrugada, horas previas a su ejecución.

Así es el tiempo de la novelas, un presente continuo. Afortunadamente, esta vez no hubo sincronía con las horas del día y, el sol brillaba radiante para mí, mientras que para ella empezaba a despuntar el alba. Sin embargo, hubo noches de vigilia compartida donde clamores de tambores, gritos y barricadas,  tampoco  me dejaban a mí dormir. Y entonces… entonces ocurría algo maravilloso que sólo la literatura hace posible: el encuentro inesperado de dos fantasmas de distintos siglos (la reina y su escritor) con una lectora de hoy en día en plena noche.

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CARTA DE UNA DESCONOCIDA http://www.comencemosporelfinal.com/2013/02/carta-de-una-desconocida/ http://www.comencemosporelfinal.com/2013/02/carta-de-una-desconocida/#respond Thu, 21 Feb 2013 13:03:58 +0000 http://www.comencemosporelfinal.com/?p=804

Tomo prestado el título de la novela de Stefan Zweig para esta nueva entrada porque me viene muy bien para describir ciertos pensamientos que me aturden algunas noches. Este no es otro que el de la muerte. Así, tal cual, a secas, como ella misma. Aprovecho también para maldecir el momento en que se me reveló toda la dureza de este misterio. Tendría yo unos cinco años, tal vez cuatro, por televisión estaban echando una película, que nadie miraba, mi madre estaba planchado, mi padre no sé que estaba haciendo, cuando de repente escuché: «fulanito se ha muerto», y me dije «es la mía, voy a ver ángeles» Imaginaba un rompimiento de gloria y una gran celebración pero en su lugar vi un nicho vacío y un cementerio gris. Lloré desconsolada y mis padres me prometieron vida eterna.

Desde entonces siempre me ha dado miedo y frío morirme, a veces solo me entristece. Epicuro y su idea de «que no hay que temer lo que no se padece» ha calmado algunos desvelos. Me entristece, sobre todo, que cuando esté muerta, no podré recordar cuando yo sentía e imaginaba la muerte. Me acongoja saber que no seré consciente de esos momentos, de angustia y soledad, que revelan mí yo más vivo.

Hace un par de meses leía Carta de una desconocida (1927). La novela cuenta la historia de amor de una mujer joven que acaba de fallecer, y que deja una carta a su amado.La carta no viene firmada, y él no logra recordar de quién se trata. La distancia que separa a sus protagonistas, la que distan entre el mundo de los vivos y los muertos, parece un camino corto en comparación con la que crece, entre el recuerdo y el olvido.  Pero al final (como siempre)

“Su mirada cayó sobre la jarra azul puesta sobre el escritorio. Estaba vacía, vacía por primera vez en su cumpleaños. Se asustó. Fue como si alguien invisible hubiese abierto de repente la puerta y una fría corriente de otro mundo atravesara la habitación. Sintió cerca una muerte y un amor inmortal: algo se extendió por su alma, y se quedó pensando en la amante invisible, inmaterial y apasionada, como en una música lejana”

Me pregunto, si no será que cuando espontáneamente sentimos frío y muerte, es porque alguien nos recuerda desde ese invisible, vacío y silencioso mundo.

Por cierto, la foto que acompaña el artículo es un fotograma de la película que rodó Max Ophüls con Joan Fontaine basada en la novela. Es maravillosa. La recomiendo antes, durante, después o incluso sin lectura…

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Promesas y estanterías http://www.comencemosporelfinal.com/2011/05/promesas-y-estanterias/ http://www.comencemosporelfinal.com/2011/05/promesas-y-estanterias/#comments Wed, 18 May 2011 15:02:59 +0000 http://www.comencemosporelfinal.com/?p=374 Hubo libros que cuando los compré ya sabía que acabarían acumulando el polvo de las ciudades. Sin embargo, en el momento de compra son irresistibles objetos de deseo que te prometen sabiduría y agradables veladas de recogimiento y esparcimiento.

Pero este capricho o impulso intelectual, acaba convirtiéndose en un triste panorama que te recuerda de vez en cuando tus (des)propósitos. De ahí que a veces tenga cierto reparo en otear a las bibliotecas ajenas porque donde unos creen reconocer el gusto del morador, yo solo veo –en algunos casos- frustraciones y aspiraciones.

Y es que algunos de mis libros acabaran finalmente apoltronados en estanterías, que, como si de una de placa conmemorativa se tratara, me recordaran que en tiempos pretéritos hubo alguien importante del que apenas, supe, ni sé y ni sabré nada. Y es precisamente ese carácter enigmático lo que atrae mi curiosidad, pero también saber que estarán ahí de forma continuada lo que la frena

Preferimos estanterías llenas de libros a vacías. Supongo que como en la religión, la sabiduría también es una cuestión de fe: creemos en aquello que no vemos, que no entendemos y que no leemos. Pero ambos están ahí desde que el tiempo es tiempo, y eso en el fondo es lo que nos consuela.

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Si mi biblioteca ardiera esta noche… http://www.comencemosporelfinal.com/2009/07/si-mi-biblioteca-ardiera-esta-noche/ http://www.comencemosporelfinal.com/2009/07/si-mi-biblioteca-ardiera-esta-noche/#comments Sun, 05 Jul 2009 12:22:23 +0000 http://www.comencemosporelfinal.com/?p=188 Si empezara a arder por ejemplo desde abajo, arrasaría con el vago recuerdo de vaporosos decorados Rococo, sepultaría del todo el arco de herradura del primer románico peninsular y olvidaría lo que significó el Suprematismo ruso y el pobre Duchamp. Si el fuego continuará extendiéndose hacía la izquierda, Javier Marías quedaría por siempre jamás desterrado en Londres y Tolstoi en Siberia, Filemon y Baucis no serían frondosos árboles que se acarician en los días de viento, y la tristeza de toda una tarde no quedaría recogida en la frente de una hermosa dama.

Si el fuego avivase, Greta Garbo nunca subiría al tren que la condujo de San Petersburgo a Moscú, Cary Grant no salvaría a Ingrid Bergman de un triste envenenamiento y Woody Allen finalmente se habría ido a vivir a Los Ángeles.

Tampoco el fuego permitiría que Laetetia Sadier hubiese cantado alguna vez a los soviets, Devendra Banhart a la luna y Daedelus no homenajearía a Icarus. Chris desde la K-Oso no daría voz a todas nuestras semiocultas y tristes melancolías rodeadas de ensoñados paisajes invernales (¡Cuántas auroras boreales hubiesen quedado desterradas!).

Si mi biblioteca ardiera esta noche rendiría homenaje a un viejo amigo que me enseñó lo que significa una biblioteca propia, de uno. Aquí un verso de Luis Rosales que un día me escribió: “Y has mirado tus libros como miran los árboles sus hojas, y te has sentido solo, humanamente solo porque todo es igual y tú lo sabes”.

Por último si mi biblioteca ardiera esta noche (todo y nada se llevaría, porque la ficción como el recuerdo, no habita ni se guarda en estanterías) recogería sus cenizas y las guardaría como testigo de aquello que alguna vez conocí, sentí y leí.

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